Atentos amigos y amigas, que en
cuanto pare la música el que no tenga silla se queda fuera. Ya desde pequeños
nos van entrenando. Esto es la ley de la selva y solo los más fuertes seguirán
adelante, o en este caso los que tengan más culo (vamos que Celia Cruz era la
reina de este juego en sus días). Y es que las elecciones a la presidencia se
deberían decidir así, con el juego de las sillas (total nos van a seguir
jodiendo igual) o a carreras de culos al estilo de María Jiménez, arrastrándose
por el suelo con el impulso del trasero (por lo menos más divertido sería).
Pero si de luchas, de carreras y de sillas hablamos, que mejor que fijarnos en Game of Thrones (Juego de Tronos).
Mucho se ha hablado de sillas y
tronos a lo largo de la historia. Nos viene a la mente la “sillita de la reina”
que nunca se peina o la silla de Felipe II en El Escorial, que no deja de ser
un trono de piedra. Aunque trono y de Roca
lo tenemos cada uno en nuestra casa, y allí sí que somos los reyes. Y esto no
es algo que nos atraiga al llegar a la edad adulta, porque ya de pequeños
ponemos a los niños en sus tronas y sillas imperiales para que coman a la mesa,
y además les prestamos toda nuestra atención y servidumbre, por lo que nuestra
teoría es que nos educan para ser monarcas, aunque acabemos siendo siervos en
la mayoría de los casos.
Esta serie es una creación David Benioff y D. B. Weiss para
HBO que está basada en las novelas
“Canción de hielo y fuego” de George R. R. Martin. En ella nos cuentan las cruentas luchas que se libran entre varias familias de nobles para hacerse con
el control del Trono de Hierro, en el continente de Poniente. Grandes dosis
de acción y fantasía que nos llevan a un mundo en el que la espada es la que
gobierna sobre las palabras.
A lo largo de la primera
temporada nos presentan varios hilos argumentales. Por un lado la familia Targaryen sella una alianza
mediante el matrimonio de Daenerys con
el líder de los dothraki, Khal Drogo, para poder así recuperar el trono que
les arrebató Robert Baratheon. En el
norte, en el gran muro de hielo está la Guardia de la noche, que se enfrenta a la
llegada del invierno y con ello a extrañas
criaturas de los territorios del exterior. Y por último, la familia de los Stark de Invernalia, cuyo líder Eddar (Ned) se ve obligado a sustentar
el título de Mano del Rey en la capital
de los siete reinos (Desembarco del Rey) donde se enfrentará a la familia Lanister y sus secretos.
Entre los personajes que más
destacan nos quedamos con Sean Bean
como Eddard «Ned» Stark (visto en El Señor de Los Anillos, no desentona en este
tipo de papeles) que es el Señor de
Invernalia. Mark Addy como
Robert Baratheon, el rey de los siete
reinos y amigo íntimo de Eddard. Emilia
Clarke como Daenerys Targaryen, la a
priori débil e inocente sucesora por derecho al trono, que va forjando su
carácter desde su unión con los dothraki. O Jason Momoa como Khal Drogo, el hipermusculado líder de los dothraki, pueblo amante de los caballos
y los saqueos.
Una gran ambientación y escenarios de Nueva Zelanda y Europa, consiguen
que esta serie nos mantenga pegados a la pantalla. Buena dirección que hace que
nos familiaricemos con su historia y lenguas (ayuda que en el opening te
muestren el mapa ficticio del continente). Finalizada la primera temporada de 10 capítulos, tuvo tal éxito con el primer
episodio, que se firmó una segunda
(se espera para Abril de 2012).
¿Queréis el trono?