lunes, 30 de mayo de 2011

El cientifi-post

Enfundaros la bata, alborotaros el pelo y poned la mirada perdida, porque ha llegado el momento de adentrarnos en nuestro laboratorio científico. Ante vosotros tenéis algo más impactante que la voz de “flipy”, una cosa más excitante que una charla de Punset  ¿qué personajes pueden ocultarse tras esta definición? ¿Mutantes? ¿Frankenstein? ¿Carmen de Mairena?... ¡No! Estamos hablando de los chicos de The Big Bang Therory (Big Bang), claro.

Tenemos chica nueva en el edificio, Penny (Kaley Cuoco) una guapa aspirante a actriz. Esta situación hará que la vida de Leonard (Johnny Galecki) y Sheldon (Jim Parsons) dos científicos compañeros de piso con escasa habilidad social, se vea completamente alterada. Sobre todo para Leonard que no tarda en enamorarse de su vecina.

Un físico teórico (no es que lo sea en teoría, lo es en la práctica) superdotado y con nulas capacidades sociales, su compañero de piso, un físico experimental algo más social e intolerante a la lactosa y sus amigos Koothrappali (Kunal Nayyar), un astrofísico hindú incapaz de hablar a las chicas a menos que beba alcohol (les pasa a muchos) y Howard Wolowitz (Simon Helberg), ingeniero industrial obsesionado con las mujeres que viste moda peculiar y vive con su madre. Cuatro amigos amantes de los cómics, los videojuegos y las series de ciencia ficción intentando vivir en el mundo real.

Hilarante comedia con múltiples referencias a teorías físicas, entendibles por cualquier público (bueno, vale, no está hecha para Yola Berrocal), ha sabido como orbitar en torno al personaje de Sheldon y sus peculiaridades. Entre ellas, han tenido gran éxito la pegadiza canción "dulce gatito", el “bazinga” (zas en toda la boca), sus camisetas “geek” (geniales la evolución del hombre a robot y el “piedra-papel-tijera-lagarto-Spock”) y ese parecido a C3PO (el robot dorado de Star Wars) que no pasa desapercibido.

Recomendable serie creada por Chuck Lorre y Bill Prade, ganadora de varios premios a la mejor comedia y mejor actor, que corre por su tercera temporada y, esperemos, siga por mucho tiempo.

¿Alguna teoría al respecto?

viernes, 27 de mayo de 2011

Estaba escrito

Ahora que os tenemos a todos reunidos en la misma sala, aprovechemos para apagar las luces y que se entregue el asesino… ¿el mayordomo? Probablemente. Pero no nos precipitemos, esto parece claramente un caso para un escritor con dotes detectivescas ¿pero de quién estamos hablando? Sí, exactamente entramos en el área de Castle (bueno, vale, los que sean un poco más mayores habrán pensado en Angela Lansbury).

Se ha escrito un crimen y algún iluminado va y reproduce fielmente los asesinatos de la novela. ¿A quién avisar? ¿A los cazafantasmas? No, casi mejor llamamos al autor (del libro, digo, que si supiéramos quién lo ha hecho pues vaya mierda de misterio). Así comienza esta serie policíaca, cuando la detective Kate Beckett (Stana Katic) decide contar con los servicios del afamado escritor de best-sellers Richard Castle (interpretado por Nathan Fillion) para resolver el caso.

A partir de aquí, la búsqueda de la inspiración de Castle y sus buenas relaciones con altos cargos, le permiten pasarse el día siguiendo a la detective Becket, para posteriormente convertirla en personaje principal de su siguiente novela. Bien secundados por los detectives Esposito (Jon Huertas) y Ryan (Seamus Dever) cada capítulo está salpicado con buenas dosis de humor y acción (y un poquito de tensión sexual que nunca viene mal).

Una serie más, un nuevo gremio colaborando con la policía USA (a ver si un día vemos a Manolo y Benito con la CIA, que tienen futuro juntos). Esta creación de Andrew W. Marlowe que tuvo buena acogida en su primera temporada, va ya por la tercera y con promesa de una cuarta. Por cierto, esta es una de las series en las que el doblaje es tan bueno como el original, sobre todo el del protagonista Richard Castle.

¿Tenéis alguna pista?


miércoles, 25 de mayo de 2011

El post del mundo paralelo

Subámonos ahora a la “nave del misterio” amigos. Bajemos las luces de la sala y leamos acompasando cada palabra con el ritmo de nuestra respiración. Da igual en qué universo te encuentres, compañero. Este escrito contiene las claves ocultas de las grandes preguntas de la humanidad (y de Mourinho): ¿por qué? ¿para qué? ¿qué diantres escriben estos raritos de Seronoserie?

El mundo que conocemos se resquebraja, pero no, no es culpa de la acción del hombre (bueno de algún cazurro que otro sí), no es culpa de los gobiernos (ejemp, esto…), nada que ver con los dioses (Maradona mediante). Si ves que algo tiene un brillo especial, si te ha parecido ver un vórtice, eso es que estás obsesionado con Fringe (Al límite) o que se te está empezando a pirar la pinza.

Un científico que se ha pasado media vida en una institución psiquiátrica, su hijo, un superviviente acostumbrado a la valerse solo en la vida, y una agente del FBI dedicada a su trabajo y con algún secretillo forman el núcleo de esta serie de Ciencia Ficción creada (entre otros) por J.J. Abrams. Juntos y, a veces, revueltos, irán resolviendo extraños casos que bordean lo paranormal y se adentran en la telepatía, levitación, invisibilidad, terapia genética, etc.

Innovadoras y originales cortinillas para los cambios de plano (sí, vale, nos gustan las cortinillas…). Lograda ambientación y buenos actores, entre los que habría que resaltar a John Noble (Walter Bishop). Sólo por él merece la pena ver la serie en V.O.

Tras no pocos problemas a lo largo de la segunda temporada, ha logrado sobreponerse a momentos críticos para asentarse en la tercera (que se está emitiendo actualmente) y firmar una cuarta.

¿Universos paralelos o para nolelos?


lunes, 23 de mayo de 2011

Se coge antes a un mentiroso...

Olvidemos ya la muerte de capítulos anteriores y vamos a centrarnos esta vez en la vida, pero en la buena ¿eh? En esa en la que no hay que afeitarse, le puedes decir lo que piensas a tu jefe, entras y sales a la hora que quieras del trabajo, ganas mucha pasta, no le rindes cuentas a nadie y encima mangoneas a todos. Seguro que os suena familiar ¿no? ¡No hombre, no! que no va por ninguno de vosotros, malpensados…bueno, a no ser que nos esté leyendo Hugh Laurie, claro, porque efectivamente hablamos de House, la serie de diagnóstico clínico por excelencia.

Y es que ¿alguien le recuerda ya como padre de Stuart Little? Imposible, esa cara es del irreverente doctor que nos acompaña (cojeando) desde hace ya siete años, ni más ni menos. En este tiempo hemos aprendido a diagnosticar las más extrañas enfermedades (sólo tenemos que decidir entre Lupus, Sarcoidosis o algo Autoinmune y fijo que acertamos), hemos descubierto cien maneras diferentes de insultar a la gente (si es que no las sabíamos ya) y nos han atiborrado de Vicodina, ese opiáceo en forma de grageas contra el dolor, del que apenas abusa el protagonista.

Odiado y admirado a partes iguales por los médicos reales (no, los de los Reyes no), hay que decir que los guionistas han sabido desarrollar con éxito una subtrama rica en personajes y situaciones. Desde el primer equipo de diagnóstico con Chase (Jesse Spencer), Cameron (Jennifer Morrison) y Foreman (Omar Epps) a los eternos Wilson (Robert Sean Leonard) su fiel escudero, y Cuddy (Lisa Edelstein) la Directora del hospital que intenta mantener a raya a House.

Para acabar hablemos de los finales, parte en la que parecen haberse especializado David Shore (creador de la serie) y compañía, ya que cada temporada disfrutamos de un último doble episodio que nos deja sin aliento y con ganas de más. ¿Seguirán así por mucho tiempo? No se sabe, porque Lisa Edelstein anuncia que abandona la serie Jesse Spencer no sabe si seguirá el próximo año y como guinda hasta el propio House parece querer su cierre, aunque como bien dice el protagonista principal: “Todo el mundo miente”.

¿Cuál es tu diagnóstico?


viernes, 20 de mayo de 2011

Bajo tierra

Vamos a comenzar con alegría este blog, y para ello hablemos de la muerte…ups, vaya, no creo que sea muy alegre la cosa, no, pero bueno, afrontemos lo inevitable (excepto para aquellos de vosotros que seáis zombies o vampiros) y demos una vuelta por el río Aqueronte en la barquita de Caronte…onte…onte…onte… (se supone que eso es eco).

Se abre el telón y alguien muere ¿cómo se llama la serie? Bien, supongo que muchos de vosotros habréis acertado. Se trata de la muy recomendable ‘Six feet under’ (A dos metros bajo tierra), en la que cada capítulo comienza con una defunción y la correspondiente esquela del personaje. A partir de ahí se desarrolla la trama principal, que se mezcla con el funeral, celebrado en casa de los Fisher.

Una empresa funeraria a pie de calle, una morgue en el sótano y una vivienda en la primera planta (la casa soñada por muchos “emo”) marca la vida de los personajes principales: La madre tradicional, dedicada a su esposo, a la casa y a sus hijos, que se queda viuda. El hijo emancipado y vividor al que la muerte de su padre le cambia por completo. El hijo responsable, que continúa el negocio familiar (menudo negocio), pero que lleva una doble vida. Y la hija adolescente, rebelde y excéntrica que lucha cada día contra el mundo.

Momentos de humor negro y situaciones solemnes se mezclan en esta ‘dramedia’ o comedia dramática, para tratar la relación con la muerte y las reacciones que provoca en cada uno. Una montaña rusa de emociones para los personajes, que se ven afectados por ese entorno tétrico mientras están tratando de lidiar con sus propias crisis y estados de ánimo.

Cinco temporadas de éxito creadas por Alan Ball para HBO muy bien acabadas. Destacan, sobre todo, la gran Frances Conroy como Ruth y Michael C. Hall (sí, el de Dexter ¡vaya cambio!) como David. Muy recomendable en V.O, aunque el doblaje en España no está del todo mal.

¿Alguna opinión desde el más allá?


martes, 17 de mayo de 2011

El nacimiento


Una nueva plaga nos invade. Llega cuando menos te lo esperas. Te persigue y se mete en tu cabeza. Te atrapa, no te deja dormir. Se apodera de tu tiempo. No puedes resistirte a… ¡las series!

Cada día de la semana hay una, o dos, o tres. Salen de esa pequeña pantalla y te cuentan fascinantes historias. Uno se siente impotente ante tantos títulos, personajes, profesiones, situaciones... ¡una ayuda por favor! O mejor ¡otro capítulo!

Es imposible hoy en día no seguir una serie, sobre todo teniendo en cuenta que disponemos de infinidad de canales y que casi todos apuestan por ellas en su programación. Que si una de médicos, otra de abogados, los presos que se escapan, el forense asesino en serie...no falta de nada, cubre todas las posibilidades.

En los bares ya no se habla de fútbol, en las cafeterías no se comenta la actualidad, en los parques no se habla del tiempo o la naturaleza... ¿qué nos está pasando?

Cuánto daño está haciendo. Somos capaces de hacer diagnósticos de primer nivel, de pensar en robar un banco sólo por la satisfacción de escaparnos de la cárcel, podemos tener deseos de ganar juicios vacilando a todo el que se mueva, de aprender a pilotar aviones para estrellarlos en una isla...nos están convirtiendo en psicópatas con conocimientos de medicina y abogacía y unas nociones de supervivencia...

Poco más se puede añadir, excepto que vemos tantas series que ya no sabemos si Dexter es un forense, se ha perdido, tiene poderes, está a dos metros bajo tierra, es un mafioso, es cojo o quizás es una mujer desesperada.

¡¡Bienvenidos serieadictos!!